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El nuestro es un sector, el de los cuadros pintados, que funciona de forma artesanal, no hay una forma de hacer los cuadros con máquinas (bueno sí, las impresiones digitales, pero no son cuadros pintados)

La creación de un cuadro comienza pensando en la idea principal ¿Será un cuadro abstracto? ¿o figurativo? ¿paisaje? ¿floral? Las posibilidades son muchas, depende del estado de ánimo del artista y de las demandas del mercado.

Una vez se sabe con seguridad lo que se quiere pintar se hace un boceto a lápiz de la distribución y las formas principales, sobre papel. Se puede añadir un poco de color para hacerse una idea aproximada.

Una vez que ya se tiene una idea clara, se pasa al estudio a escoger los materiales con los que trabajaremos: el lienzo y las pinturas, así como los pinceles, espátulas, brochas…

Normalmente un cuadro se hace por fases y casi siempre hay que dejar el lienzo en la zona de secado entre una fase y otra.

Si el cuadro tiene relieve, la primera fase es la aplicación de la pasta relieve, y luego hay que dejarlo secar unas horas, a veces un día entero, sobre todo en invierno, antes de pasar a la segunda fase.

A continuación se da la primera capa de pintura o fondo. Otra etapa de secado.

Una vez ha secado, se continúa con la pintura y una segunda capa que puede  realzar o difuminar los colores del fondo, según la naturaleza del cuadro.

Puede ser necesario una tercera capa que perfile los detalles y añada interés al diseño.

Tras aplicar todas las capas de pintura se deja secar otras 24 horas, para aplicar el barniz final, puede ser de brillo o mate.

Y por último se pinta el lateral del cuadro del color elegido, usualmente negro si el cuadro es oscuro, gris o blanco si el cuadro es claro.